Convencional: Clavel

Planta herbácea, de tallos delgados y nudosos, hojas largas, estrechas y puntiagudas y flores terminales de colores subidos, que se cultiva como ornamental. Perteneciente a la familia de las cariofiláceas.

Los claveles son plantas generalmente perennes que pierden la parte aérea en invierno y sobreviven con los tallos rastreros semienterrados, de los cuales brotan los vástagos en marzo o abril para florecer en primavera o verano. Posee numerosas hojas, generalmente abrazadas al tallo, delgadas, de forma lanceolada y normalmente glaucas.
El cáliz tiene forma acampanada y larga, y está compuesto por cinco sépalos soldados en un tubo prolongado, que encierra apretadamente a la base de los pétalos. Las especies originales cuentan con cinco pétalos aunque las variedades cultivadas pueden ser dobles. Cada pétalo se asienta sobre la base del cáliz y continúa largamente hasta ensancharse al emerger del cuello del largo cáliz; los pétalos rematan en varios dientes y generalmente se ondulan (pétalos unguiculados) por la presión de unos contra otros.
Los claveles florecen a partir del mes de abril, tienen su plena producción floral en el
verano. Los claveles cultivados en invernadero son forzados a florecer prácticamente durante todo el año. Se cultiva en tiestos para adornar las casas o en los huertos.

Cultivo
Requieren de tierra suelta y rica en materia húmica. La mejor combinación es mantillo, tierra franca y algo de arena para garantizar un perfecto drenaje, pues la humedad acumulada puede dañar seriamente la planta. Agradecen los riegos nocturnos en verano y poca o casi nada de agua en invierno. Necesitan del aire seco para no desarrollar enfermedades. Los claveles son plantas de exterior y de mucho sol y aire.

Cuidados
El clavel es una planta que no requiere muchos cuidados, se riega poco y se evita que el agua se encharque. Requieren mucha luz y aire. Temen los fríos del invierno y son propias de las zonas continentales donde forzosamente deben criarse en invernaderos.

Propiedades curativas
El aroma de clavel purifica el aire de los hogares, especialmente después o durante una enfermedad. La costumbre de colocar o lavar la casa con agua de claveles viene de la época de las pestes, ya que se consideraba que esta planta protegía de su nefasta presencia. Sin embargo, la propiedad más importante, comprobada científicamente, es la de actuar como un buen cardiotónico.
Para fines curativos se utiliza únicamente la flor, ya que las hojas contienen sustancias nocivas.